Relda, la bestia

Ya no se puede cambiar, ya no se puede volver atrás.

Todo pesa mucho más. Todo se debate, la balanza caerá estrepitosamente haciéndose añicos.

Las montañas se han hecho más altas, más duras. Todo es más verde y robusto, los arboles, plantas y el resto de la naturaleza ha crecido, se han hecho más altos. Todo huele mejor. La tierra, el bosque, todo…

Está todo más claro y el agua más fría. Ahora, en esta tierra, no sobrevivirá cualquiera. Solo los más fuertes, rápidos, astutos y poderosos.

Esta tierra se convertirá en la tumba de muchos…

Nunca jamás querré, ni dejaré de ser lo que soy, en lo que me he convertido.

Truenos, llamas, maremotos y huracanes. Un volcán en erupción. Furia y pasión.

Poseo el mejor pelaje, no me afecta nada. Las patas más fuertes, raudas y listas para correr. Los dientes más largos y duros, la mandíbula mas fuerte… dispuesto para la muerte… descuartizare a todo aquel que encuentre. Nadie podrá huir. No. No en mis tierras…

¿ Y todo eso por qué ? ¿Por un sueño? No. Es algo que ha ocurrido, aunque solo sea en mi mente.

Pero ha ocurrido de todos modos. Y lo más probable, es que vaya a ocurrir. Solo tengo que correr hacia mi destino. Será un viaje largo y lo voy a hacer, cauto, tranquilo y seguro. No voy a arriesgar nada. Ni lo que tengo, ni lo que tendré. Pues podría perderlo todo… incluso me perdería a mi mismo… y lo peor… la perdería a ella…

No veo nada, ni las montañas, ni los caminos, ni los árboles… nada.

Solo veo esos ojos verdes, fieros, y dulces. Ese cuerpo, ese olor, fruto de mi obsesión. Solo oigo su ronroneo, sus gemidos, sus gritos…

Aun tengo su sabor en la boca. Y qué sabor…

Ni la sangre más fresca y dulce me ha sabido igual. Ni me ha dado tanta energía, ni brío. Ni ha despertado en mí tanta fuerza, ni tanta fiereza…

Pero ella sí.

Volví a tener contacto con ella… estaba tranquilo, descansado, y relajado.

Sabía que la volvería a ver… pronto. La estaba esperando…

Vino a mi morada, tuvo la osadía de entrar en mi cueva. Ya me lo esperaba. Ese ser… tan fuerte y fogoso… sabía a lo que venía. Sabía lo que quería, lo que había visto, sentido y por lo tanto, lo que iba a hacer.

Y lo sabía, porque era lo mismo que sentía en mí y había en mi cabeza.

Me volví loco cuando la manada me avisó que alguien había venido y sobre todo… por quién había venido…

Me despejé, me vestí y salí, tranquilamente. Como si no hubiera pasado nada.

Allí la vi. Plantada. Exponiendo su pelaje al sol. Capté su olor antes de acercarme a ella… y tuve que pugnar conmigo mismo para tranquilizarme…

Buenos días nos dijimos y empezamos a hablar. Nada importante, ni relacionado con el encuentro en el lago. Pero… nuestros ojos decían otra cosa.

Se integró un poco en la manada.

Comimos juntos.

Y en un momento… se acercó a mi mujer, mi hermana, mi madre… esa hembra, esa loba que tanto aprecio y respeto… se conocieron y la loba la aceptó…

Le dije que no sabía la inmensidad de lo que había desatado… ella contestó que sí… ahora sé que eso es lo que se propuso desde un principio. Y me alegro. Le sugerí dar un paseo y accedió.

No podía aguantar más, estaba ansioso por estar a solas con ella, y caminando acabamos en un pequeño prado verde, fresco y suave, que acompañado de la brisa y las ráfagas de viento frio me incitaba a asaltarla…

Estuvimos hablando y acabamos jugando… en un imprevisto movimiento la atraje hacia mí y ella se apoyó. Quedé tumbado con ella encima, otra vez…

Retozamos en la hierba, mientras se nos enmarañaban hojas y ramas y nos fundíamos el uno en el otro…

Se incorporó y dijo que debía irse. Entonces me incorporé y me abalancé sobre ella para tumbarla de espaldas. Estaba encima, muy cerca… tan cerca para volver a besarla…

No iba a dejarla ir, no quería dejarla marchar, no podía verla partir y no quería separarme de ella… entonces me apartó y se levantó. Me quedé postrado ante ella, agarrando sus piernas, y aferrándome a su ser.

Y se marchó, se esfumó con el aire de la brisa. Y allí quedé con su huella y su ser impregnado, marcado en el mío… pero… no se deben olvidar las consecuencias.

Si incitas a un animal desatas a una bestia…

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