eres el


Eres la luz que ilumina mis noches más oscuras.
Eres el estampido de energía que perturba toda peligrosa incursión en la rutina.
Eres la carne y la arena hechas imagen. El sonido deslizándose por transiciones basadas en algoritmos demenciales.

Eres la piel que nunca tendré y el espíritu que quisiera compartir en los momentos de euforia, en los descensos al cielo de la desesperación.
Eres el alma gemela que nunca conocí por morir en el parto.
Eres el filo de un cuchillo deslizándose suave garganta abajo. La polla de mis sueños lúbricos, el cabron de mis pesadillas obscenas, el ángel de mis eyaculaciones intempestivas.

Eres la clave que anima cada nuevo latido de este corazón viciado.
Eres la bocanada de oxígeno colapsando bronquios y conocimiento.
Eres todo cuanto puede haber de bueno y malo en un mundo que nada tiene de bueno. Lo peor que puede pasarle a un hombre a la deriva, placenteramente abandonado al curso de los acontecimientos.

Eres el cordero que quisiera proteger. La virgen que quisiera pervertir. El elfo oscuro con el que perderme por el bosque.
Eres la gota de baba vertida cuando el placer es lo suficientemente intenso. La bendita muerte cerrándome los ojos en una mañana de invierno.
Eres el silencio y el ruido que se aglomera tímpano a tímpano hasta resonar como un azote en tus nalgas. La aparición que precede días nuevos de gloriosa aniquilación.

Eres la jodida catástrofe que necesito vivir antes de que el juego acabe.

Oh, joder. Oh, oh, oh, ¡rediós!
Oh, qué tarde se me ha hecho otra vez por tu puta culpa.

Ahora ya sólo puedo cagarme en el silencio que se apodera de todo lo que tú no eres.

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